En el círculo bajo el mango, las mujeres hablaban.
No había relojes. No había juicios.
Solo espacio. Oídos. Presencias que escuchaban con el cuerpo entero. Ahí no se buscaban consejos.
Hablar no era una queja. Era medicina.
Y escuchar —sin interrumpir, sin corregir—
era una forma de curar sin tocar.
Cuando callar duele más que decirlo
Muchas veces pensamos que ser fuertes es aguantar.
Que no mostrar lo que sentimos nos protege.
Pero las abuelas sabían otra cosa:
lo que se guarda, se pudre; lo que se comparte, se transforma.
Las emociones, como el fuego, si las dejas encerradas te queman.
Pero si las sacas con palabras, pueden iluminarte a ti y a otra.
🌺 Rituales sencillos que sanan
A veces no necesitas terapia.
Necesitas un mango, una amiga y tiempo.
O, si estás sola, necesitas el valor de abrirte contigo misma.
Aquí tienes tres formas sencillas de empezar:
Contarle tu día a alguien sin buscar solución:
Solo dilo. Aunque sea por audio. Aunque no haya respuesta.
Escribir una carta sin intención de enviarla:
A ti misma. A tu cuerpo. A quien no escuchó. Y luego guardarla. O quemarla. O leerla en voz alta. Ya estás soltando
Reunirte con mujeres solo para compartir:
Sin estructura, sin excusas. Solo para estar. Para hablar. Para llorar o reír sin filtro.
Dicho ancestral:
“Quien guarda el fuego dentro, se quema sola. Quien lo cuenta, enciende luz para dos.”
💬 No subestimes el poder de contar lo que llevas dentro.
Aquí, en el Centro Oyala, creemos que cada palabra dicha con verdad puede ser un bálsamo.
Y cada escucha sin juicio, una bendición.
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Porque a veces, leer una historia parecida a la tuya ya es empezar a sanar.
✨ ¿Tienes una historia que guardar… o una que liberar? Este canal es para ti.
